Cuantas veces quedé en ese mismo punto, al borde del precipicio, esperando que alguien tomara mi mano y me detuviera, pero cada vez que miraba hacia atrás, estaba ahí, parada sola frente al precipicio. no tengo más remedio que retroceder tres pasos. No soy de las que necesiten constantemente un salvador, pero a veces, en esos momentos, cuando sólo se ve el precipicio es grato saber que existes.
Existió un tiempo que no tuve miedo de saltar, pero faltó la potencia, tuve un tiempo que podría haber saltado, pero me acobardé, necesitaba quedarme en este sector un tiempo más, para darme cuenta que sigo sola, que los espejismos son sólo eso, imágenes irreales de lo que queremos creer que existe. No puedo proyectar lo que soy en los demás, porque ellos no son yo.
Nuevamente estoy en el borde, no se lo que me espera luego del precipicio, está vez camino sola y corto el hilo que me mantiene atada a los espejismos. es tiempo de arriesgarse, aunque eso signifique que debo alejarme de mis seres amados, después de todo cada cual seguirá su camino de todas formas y no puedo estancarme, no está vez...
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